El médico como estudiante

Continuando con los discursos de Osler, he recuperado estos días algunas notas que guardaba tras la lectura hace ya algunos años del discurso de Osler: «El médico como estudiante», una conferencia impartida nada más y nada menos que en 1905.

Ya he comentado en alguna ocasión que cuando un médico comienza a leer los escritos de Osler, hay dos cosas que le sorprenden especialmente; la lucidez de sus textos y la sorprendente vigencia de los mismos más de un siglo después.  La actualidad de Osler radica eminentemente en su versión humanista de una práctica médica integral
(asistencial, investigadora y docente) que dado el fin último que persigue, el progreso en el conocimiento, profilaxis y manejo de la enfermedad humana, nunca pasará de moda.

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William Osler impartiendo una lección magistral con una paciente en la Universidad McGill en Montréal en 1906. Fuente: Biblioteca de archivos de Cánada

En esta conferencia, Osler anima a los médicos que han finalizado su formación a continuar cultivando un hábito de estudio sólido que se mantenga de por vida. Introduce conceptos, tan de moda hoy en día, como el de formación continuada, alegando que la formación de los años de licenciatura no es más que una guía para el largo recorrido que hay por delante. Osler aporta algunos consejos para alcanzar el éxito en este camino:

1. Tomar notas, sistemáticamente, de todos los casos y luego clasificar honradamente los diagnósticos como claros, dudosos o erróneos. Sin autoengaño ni autocompasión. Esto ayuda a adquirir una sabiduría que él define como un «conocimiento listo para ser usado«.

2. Estar preparados para captar nueva información, así como desarrollar las habilidades para saber dónde encontrarla y  como aplicarla a cada caso: «una buena revista semanal, una mensual … un tratado o monografía al año«. Leer con un doble objetivo: a) familiarizarse con el conocimiento médico corriente sobre la materia, b) comprender y analizar los propios casos.

3. Salir cada 5 años del hospital o laboratorio para un rejuvenecimiento intelectual. Las opciones son diversas; un rotatorio por otro centro con otra metodología de trabajo, el estudio de otra área de la medicina o la adquisición de una habilidad clínica.

En este texto Osler advierte sobre los peligros de la especialización médica, contra la pérdida de perspectiva debida al estrecho foco de una especialidad.  Y es también aquí donde Osler nos transmite su opinión sobre los valores del médico:
1.  Deben de partir su atención a partes iguales entre los libros y los hombres, preocupándose por estos y buscando entenderlos de forma integral (Cuerpo y Psique).

2. Mantener una actitud crítica y científica hacia lo que les rodea, buscando confirmar con su propia experiencia cada una de las afirmaciones que se le proponen. No dando nada a priori como cierto si no hay pruebas que lo demuestren.

3. Respeto a los compañeros (jóvenes y mayores), profesores y alumnos y sobre todo a sus pacientes.

4. Realizar alguna actividad al margen de la medicina todos los días permitirá «ser mejor persona y no peor médico». Como ya he referido en otra entrada, Osler era una gran lector y aprovecha todos estos discursos para fomentar el hábito de una lectura de ficción de calidad que complementase la formación humanista de la práctica clínica.

5. Sentido de la responsabilidad y sentido de la proporción.

Estos temas de preocupación para Osler, como médico y como docente, a principios del S XX reflejan también gran parte de las preocupaciones del médico del S. XXI. Este aspecto es digno de reflexión. La intemporalidad de los grandes problemas de nuestra profesión se encuentra sujeta a la dificultad implícita en nuestro objeto de estudio, y parece claro que tras un siglo no estos problemas no están ni mucho menos resueltos. Los desafíos de la práctica clínica actual son diversos y tienen que ver, entre otros, con la fragmentación de la asistencia de los pacientes, la tecnificación de la práctica clínica, el exceso de tareas administrativas, la infoxicación, y un largo etc. Quizás el mejor modo de enfrentarnos a ellos sea como sugiere Osler al final de su discurso: “El mejor modo de realizar la elevada misión de nuestra noble vocación es con espíritu de estudiante- con humildad, conscientes de la debilidad, pero buscando la fortaleza; con confianza, conociendo el poder,  aunque reconociendo las limitaciones del arte; con orgullo de la gloriosa herencia que ha proporcionado regalos para la  humanidad; y con la esperanza segura y cierta de que el futuro nos reserva bendiciones más abundante que el pasado«.

Referencia:

  • Hinohara S. «William Osler; Un estilo de vida y otros discursos con comentarios y anotaciones». Unión editorial. 2007.
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